La renovación del auditorio implicó el cambio de paramentos, techos, suelos e iluminación. En la planta de presidencia, se sustituyeron las mamparas de vidrio de despachos y salas de reuniones, y se instalaron una serie de obras de arte.
En el diseño de una nueva escalera para comunicar las plantas 16 y 17 se buscó un lenguaje más expresivo y liviano, que propiciase el paso de la luz natural al núcleo de comunicaciones verticales. Su ejecución constituyó el mayor reto del proyecto y exigió un exhaustivo estudio de las condiciones estructurales: las previas a la demolición de la escalera existente y las necesarias para garantizar la viabilidad de la nueva arquitectura, incluyendo el diseño de los elementos de anclaje, el estudio de los materiales, los elementos de fijación y los herrajes.
Otro de los aspectos singulares de esta remodelación fue que los trabajos se llevaron a cabo manteniendo en todo momento la funcionalidad del edificio en algunas de sus partes: accesos, aparcamientos, comunicaciones verticales y dos de las plantas. Ello implicó no sólo garantizar la protección de los usuarios, el vecindario y los propios operarios de la obra, sino realizar una cuidadosa sectorización del edificio para separar la zona de actividad habitual de las zonas objeto de la intervención, modificando asimismo dicha zonificación y los recorridos de acceso y evacuación en función del avance de los trabajos.