El proyecto del Museo del Conjunto Arqueológico de Madinat al-Zahra, que obtuvo el premio Aga Khan de Arquitectura en 2010, se propone como una construcción semienterrada que articula sus espacios en torno a una secuencia de llenos y vacíos, áreas cubiertas y patios, guiando al visitante en un recorrido que ofrece las claves interpretativas para el conocimiento y disfrute en vivo del yacimiento de la ciudad palatina de Madinat al-Zahra, y para comprender la dimensión histórica y patrimonial de unos restos arqueológicos que desde 2018 figuran en la lista de patrimonio mundial de la UNESCO.
Madinat al-Zahara se construyó entre los años 936 y 940 a instancias del primer califa andalusí, Abd al-Raḥman III, como su residencia oficial, sede de la administración estatal, escenario para la representación del poder califal y muestra tanto de la grandeza del soberano como de la independencia de al-Ándalus respecto a Damasco. De todo ello da cuenta la exposición a través de distintos ámbitos que componen un discurso unitario sobre la ciudad califal, su origen e historia, quiénes la habitaron, sus valores y su recuperación.
Cerámicas, monedas, armas o materiales y elementos arquitectónicos decorativos forman parte de las piezas con las cuales se ilustra el discurso, y éste cristaliza en un proyecto museográfico que es formalmente austero pero ofrece golpes de efecto en el trazado del recorrido y la disposición de los distintos elementos, creando perspectivas insólitas. En el museo predominan dos materiales, el acero cortén y el vidrio, y tres tipos de soportes: paneles retroiluminados como elementos introductorios donde mostrar imágenes y textos; vitrinas y mesas expositoras; y unos grandes módulos cúbicos, semejantes a esculturas, capaces de acoger desde piezas originales hasta maquetas o un teatro virtual que recrea el esplendor ceremonial de una audiencia califal.