La Cueva de Tito Bustillo es uno de los enclaves paleolíticos más importantes del mundo, inscrito en la lista de patrimonio mundial de la UNESCO junto con otras cuatro cuevas asturianas y nueve localizadas en Cantabria y el País Vasco.
La necesidad de preservar este legado milenario y la dificultad de acceso del público a sus espacios más emblemáticos condujeron a la creación del Centro de Arte Rupestre Tito Bustillo, cuyo objetivo es la difusión de estas manifestaciones creativas prehistóricas y su puesta en relación con otras existentes en Asturias.
En la exposición el visitante encuentra reproducciones de los espacios más emblemáticos de la cueva como las galerías de los Antropomorfos y los Caballos, o el Camarín de las Vulvas. Para su producción se emplearon técnicas como el escaneado 3D, el trabajo con equipos CNC y el uso de composites con acabados a base de pigmentos naturales. La recreación de la cueva se realizó mediante estructuras metálicas de diferentes secciones, espumas de poliuretano, mallas metálicas y mortero tixotrópico proyectado.
La propuesta museográfica persiguió dotar a las distintas áreas temáticas de una personalidad propia, estableciendo una clara diferenciación de espacios dentro de un recorrido coherente que va desde la conceptualización, la abstracción o la evocación, al realismo de escenografías como la de la propia cueva. La variedad de formas y diseños de los soportes generan un lenguaje visual dinámico y didáctico del que forma parte un tipo de vitrinas poco convencional, con forma triangular, integrado en la escenografía como un componente más de la misma, y que contiene réplicas de los hallazgos de Tito Bustillo: objetos ornamentales como conchas marinas, herramientas decoradas como arpones, bastones y raspadores, o placas de piedra grabadas con motivos similares a los que cubren las paredes de la cueva.