Entre otros elementos singulares, encontramos en el palazzo una escalera monumental, diseñada por Podesti en 1888, cuyos balaustres, realizados en mármol de carrara, no eran seguros ni cumplían con la normativa actual, por lo que el requerimiento principal del cliente durante la reforma del edificio ha sido mantener en la medida de lo posible la imagen original de la escalera, dotándola al tiempo de los requerimientos de uso hoy preceptivos.
Para ello, se realizaron distintas propuestas por parte de los arquitectos (Foster & Partners), y Empty estudió la viabilidad técnica y los costes asociados a cada una de ellas, resultando la elegida la siguiente (ver figura 1): Los balaustres existentes estaban separados entre sí más de lo que la normativa permite —una esfera con diámetro de 10 cm no debería pasar entre ellos—.
El pasamanos de carrara se encontraba a una altura inferior a la permitida —92 cm, en lugar de 100 cm— y no disponía, como ahora es obligado, de pasamanos en ambos lados. Además, debido al paso del tiempo y al escaso mantenimiento recibido, el conjunto de la balaustrada se encontraba debilitado, acusando movimientos al recibir apoyos.